“Todo comenzó cuando hace algo más de un año Rubén se armó de valor, y como todo un galán de época, hincó su rodilla y me pidió matrimonio en unas vacaciones en Roma. ¡Fue algo tan bonito y romántico que quién podría decirle que no!
A partir de ahí comenzaba un año frenético y lleno de emociones. Lo primero, encontrar el sitio perfecto para nosotros, ya que queríamos que fuese un lugar especial y diferente, pero que nos representara y lo segundo, encontrar a un buen fotógrafo
que cumpliera los mismos requisitos. Tras visitar unas cuantas localizaciones, encontramos el Pazo Quinteiro da Cruz en Ribadumia que contaba con un jardín botánico que nos enamoró, ya que queríamos que fuera una boda pequeña con nuestros amigos y familiares más cercanos y el sitio no podía ser más ideal.
En cuanto a la decoración y organización de nuestro día jugábamos con ventaja, ya que contábamos con Huis Clos Interiorismo que además de ser unos artistas son nuestra familia con lo que muchos de los nervios que podríamos haber tenido quedaron desterrados.
Ellos nos mostraron los fantásticos reportajes de Graciela Vilagudin y lo tuvimos claro desde el minuto uno. ¡Por supuesto no pudimos estar más acertados! Es una grandísima profesional que nos ha hecho sentir súper cómodos, haciendo la sesión de lo más divertido y sabiendo captar cada uno de los momentos más especiales de nuestra boda y que gracias a ella no podremos olvidar jamás.”
Asun y Rubén.